Botox es un tratamiento cosmético popular que suaviza las arrugas al relajar los músculos subyacentes. Estas propiedades relajantes de los músculos también hacen del Botox un tratamiento eficaz para la vejiga hiperactiva. Los médicos del Urology Group of Florida usan Botox para tratar la incontinencia urinaria, lo que ayuda a prevenir las contracciones de la vejiga que causan fugas y son responsables de esa necesidad constante de usar el baño.
¿Qué es el Botox?
El Botox es una neurotoxina relajante muscular con varios usos médicos y cosméticos. Se inyecta directamente en los músculos, donde bloquea las señales nerviosas e inhibe la contracción de esos músculos.
Puede reconocer el Botox como un tratamiento para las arrugas,
y la razón por la que es tan eficaz para suavizar la piel es que muchas arrugas son el resultado de la tensión muscular de la cara.
Del mismo modo, si tiene una vejiga hiperactiva, sus nervios sobreestimulan los músculos de la vejiga. El Botox también puede reducir estas señales.
¿Cómo trata el Botox una vejiga hiperactiva?
Si tiene una vejiga hiperactiva, marcada por deseos frecuentes y repentinos de orinar, la primera línea de tratamiento suele ser un medicamento anticolinérgico diseñado para relajar la vejiga y prevenir los espasmos de la vejiga, que provocan pérdidas de orina.
Sin embargo, estos medicamentos no funcionan para todos, y si aún tiene síntomas después de tomar un anticolinérgico, o si no puede tolerar los efectos secundarios, el Botox puede ser un tratamiento eficaz para usted.
Al igual que otros tratamientos para la incontinencia urinaria, el Botox se dirige a los músculos de la vejiga. Sin embargo, en lugar de recetarle una pastilla, su médico de Advanced Urology of South Florida inyecta Botox directamente en el tejido de la vejiga. Una vez que el Botox comienza a actuar, experimentará menos contracciones o espasmos de la vejiga y no sentirá la necesidad de orinar con tanta frecuencia o urgencia.
¿Qué puedo esperar durante un tratamiento con Botox para la vejiga hiperactiva?
Antes de recibir sus inyecciones de Botox, su médico inyecta un anestésico local en su vejiga, que adormece completamente el órgano. Luego, después de adormecer su uretra con un gel tópico, su médico pasa un tubo llamado cistoscopio a través de la uretra hasta la vejiga.
El cistoscopio tiene una pequeña aguja adherida al extremo, que administra varias inyecciones pequeñas de Botox en los músculos y la pared de la vejiga.
Por lo general, el Botox tarda entre 1 y 2 semanas en comenzar a aliviar la vejiga hiperactiva y los efectos duran hasta ocho meses. Es seguro seguir recibiendo Botox durante el tiempo que lo necesite, aunque debe dejar al menos 12 semanas entre tratamientos.
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